El tiempo es veloz…decía David Lebon
Hasta octubre el fastidio era porque aparecía todos
los días, se ocupaba y opinaba de todo.
Y además estaba el impresentable de Moreno que con sus
modales arrabaleros creaba un clima adverso para tratar con el civilizado,
educado y racional mundo del “mercado”.
Resultados electorales, accidentes domésticos,
evaluaciones, cambios de personas y de estilos. Adecuación a las nuevas
circunstancias. Tres meses después ya no la vemos hablándonos y contando la
otra cara de la realidad con la que tiene que ver con nuestro hoy, nuestro ayer
y nuestro mañana.
¿Por qué está ausente?
¿Por qué no habla?
¿Hay un vacío de poder?
Como nunca antes, un Jefe de Ministros enfrenta todos
los días las inquietudes periodísticas. “El guarango de Moreno ya se fue”.
Más allá de cualquier valoración de la gestión de los
nuevos funcionarios, algo es notable.
Nada que ver con lo “grosería”
Serios, educados, claros en sus exposiciones.
Pero la eterna y obscena carrera de los precios y
nuestros bolsillos sigue, como decía El General, “perdidosa para los más”.
Ellos (los precios) van por el ascensor, nosotros por
la escalera.
Desde que tengo memoria, según los sesudos sabelotodos
de siempre, la culpa de los males de la inflación y sus consecuencias sobre
nuestras vidas ES NUESTRA.
“Mucha demanda, la economía se recalienta”
Hay exceso de gasto público.
Receta ancestral
Para bajar la demanda hay que subir los precios lo más
posible, así no todos podrán comprar (que se caguen los que no pueden) y
entonces, de esta manera se “enfría” el circuito
virtuoso del mercado.
¿Cómo bajar el gasto público? Fácil, no más aumentos
de jubilaciones ni pensiones, limitación y merma de planes sociales… y si todo
esto no alcanza, aplicar la exitosa medida delaruísta: rebaja de salarios públicos,
jubilaciones y asistencia social.
Se ensayan las más variadas explicaciones de errores y
desaciertos del gobierno. También se escuchan multitud de propuestas que van
desde “el no pago de la deuda externa” pasando por expropiaciones varias,
nacionalización de la banca e inmediata expulsión de los ingleses de Malvinas,
hasta el descarado slogan massista:
TODO EL PODER A LA MESA DE
ENLACE.
NO MAS RETENCIONES NI IMPUESTO AL VIRTUOSO CAMPO ARGENTINO
El factor común de todo esto es que el destinatario de
insultos y aprietes es el gobierno.
El hijo del encargado de mi edificio me contó que un
profesor de su facultad –va a Economía de la UBA - un
tal Horacio Rovelli afirmó, muy suelto de cuerpo, que no más de 40 empresas son
las que exportan la producción agraria, reciben los dólares y luego retacean su
liquidación al Banco Central.
Y el mismo Don Carlos – mi encargado – agregó que un
tal Raúl De la Torre ,
que se autotitula periodista económico, dijo en un programita de tv, un tal 678, que no más de 40 empresas
producen, distribuyen y ponen el precio del 80% de los productos básicos de la
vida cotidiana.
Me dejaron pensando los dichos de mis vecinos.
¿Las empresas, las grandes empresas tendrán algo que
ver con nuestra cotidianidad?
¿Será cierto que el “tal mercado libre” no es libre
como nos engrupe Bonelli y sus secuaces sino que está profundamente
monopolizado?
¿Será verdad aquello que algunos afirman que el poder
de los grupos económicos nacionales y extranjeros condicionan, limitan y en
algunos casos, determinan los actos de este y de cualquier otro gobierno en
función de sus intereses?
Amigos, vecinos, compatriotas, como presidente del
Partido Miles Capital quisiera invitarlos, quisiera proponerles que cada tanto
nos juntemos en el local de Miles Capital e invitemos a algún amigo, a algún
economista que pueda ayudarnos a entender y ubicarnos mejor en nuestra
complicada vida cotidiana.
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