Amigos, permítanmé compartir hoy con ustedes un sentimiento.
Ayer, millones y yo la
volvimos a ver.
Furiosa, la jauría
mediática clamaba por su presencia. Soñaban con renuncias, salidas tipo “De la Rua ”, crisis terminal, caos
social.
Y apareció, de blanco
para cubrir dolores físicos y ausencias permanentes.
La agenda revienta de
problemas. El Club de París, el descenso de las reservas, el chantaje de los
importadores, la inaudita remarcación de precios, etc, etc…
Y no vino sola. Con su
equipo trajo de laderos “al Coqui”, que cada día explica mejor y rechaza con
clase y razón la banalidad mediática.
Y estaba Axel, el
hombre de cátedra y sesudas tesis, el Ministro “sin corbata” que carga la
cartera más pesada, recién llegado del primer round con los dueños del mundo.
Con esas espadas
contará el enfrentamiento a los grandes problemas.
Y para ELLA, reservó
dirigirse al millón y medio de argentinos de 18 a 24 a quienes la desocupación y
marginación de sus ancestros los condena a repetir ampliada la experiencia de
sus padres.
Es el sector NI-NI.
Ni estudia, porque
perdió el tren. Ni trabaja porque no tiene preparación, pero son la esperanza
de renovación generacional, el aporte humano de un sector de ancestrales
generaciones de argentinos, que pagaron con sus cuerpos el monstruoso costo del
neoliberalismo en nuestra Patria.
Y más allá del valor
material que el plan PROG.RE.SAR signifique, entiendo que lo extraordinario del
suceso es que ELLA, mi ella… en su primera “reaparición”, enfoca su atención
sobre un grupo humano ninguneado, estigmatizado, abandonado a su suerte.
ELLA los hace
visibles.
ELLA obliga al Estado
a reconocerlos ciudadanos argentinos con derecho a ser protegidos.
Y esto sucede, cuando
en el mundo civilizado, en la
Europa que nos aprieta en París, allí en la cuna del Estado
de Bienestar, rebajan jubilaciones, salarios y beneficios sociales.
Otra vez, ELLA ve y se
compromete con la causa de los más desprotegidos.
Y se me agita el alma,
porque no olvido que sólo Néstor y Ella tendieron una mano a quienes luchábamos
desde siempre por el reconocimiento de derechos, por entender que la diversidad
es condición natural de la existencia humana.
Por eso, amigos…
permítanme confesarles:
¡Cristina, Cada
Día Te Quiero Más!
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