22 feb 2014

Tradición Morenista

María Seoane y Víctor Santamaría en el prefacio de la publicación que Caras y Caretas editó sobre Mariano Moreno afirman que Moreno fue el primer gran político argentino, quien reconoció el valor de la política como arma transformadora, el nacionalista que no dudó en señalar la necesidad de un estado intervencionista en la economía para transformar un territorio vasto y esclavizado en una organización de hombres libres.

Afirma Mariano Moreno hacia 1810: “Ha resuelto la Junta formar una Biblioteca Pública en que se facilite a los amantes de las letras un recurso seguro para aumentar sus conocimientos. Las utilidades consiguientes a una biblioteca pública son tan notorias que seria excusado detenernos en indicarlas.”
“En las naciones verdaderamente ilustradas se propusieron y lograron frutos muy diferentes de sus Bibliotecas Públicas. Las 37 con que contaba Roma, en los tiempos de su mayor ilustración, eran la verdadera escuela de los conocimientos que tanto distinguieron a aquella célebre nación y las que hoy son, hoy día, tan comunes en los pueblos como Europa, son miradas con el mejor apoyo de las luces de nuestro siglo.”

El 12 de septiembre de 1810 por disposición de Moreno se fundó la Academia de Matemática para la Educación Militar.
“Excitar el ánimo del pueblo a examinar sus intereses y sus derechos, establecer los principios sólidos de su felicidad y combatir a los agentes de la tiranía son los objetos que el Doctor Moreno se propuso al fundar la Gazeta de Buenos Aires”-  según nos cuenta su hermano Manuel Moreno en su “Vida y Memoria de Mariano Moreno”.

 A juicio de Hernán Brienza, Mariano Moreno “ es el demiurgo de la Revolución de Mayo, un pequeño Dios de la argentinidad. Por eso, en el principio fue el verbo. Por eso, Moreno es la palabra. La palabra que revoluciona, la palabra creadora, que proyecta, que hace y deshace, que atemoriza, que da valor, que golpea, que deduce, que construye intrigas, conspira, se apasiona, que desangra, desarma y sangra…”

Esto dice al comentar, en la introducción a la edición del “Plan revolucionario de operaciones” y agrega: “El referido plan es, antes que nada, un acto de fe pero luego es también la piedra basal del pensamiento político nacional”-  y afirma además que “el plan es el primer manual de práctica política nacional”.

Sostiene Moreno: “La moderación fuera de tiempo no es cordura ni es una verdad, al contrario, es una debilidad. Cuando se adopta un sistema que su circunstancia no lo requiere. Jamás en ningún tipo de revolución se vio adoptada por los gobernantes la moderación y la tolerancia, el menor pensamiento de un hombre que sea contrario a un nuevo sistema, es un delito por la influencia y por el estrago que puede causar con su ejemplo, y su castigo es irremediable”.

También afirma Moreno que “Las empresas arduas siempre presentan grandes dificultades, y por consiguiente, grandes remedios, pues huir cuando se va a dar la batalla no sólo es cobardía sino aún traición.” Y agrega - “No se me podrá negar que en la tormenta se maniobra fuera de regla”.

En otro momento del Plan de Operaciones, Mariano Moreno nos dice: “En toda revolución hay tres clases de individuos: la primera los adictos al sistema que se defiende; la segunda: los enemigos declarados y conocidos; y la tercera los silenciosos espectadores que manteniendo una neutralidad son realmente los verdaderos egoístas.”

Comenta Manuel Moreno, en la referida obra sobre su hermano, que la Primera Junta al tomar conocimiento del intento de golpe de estado del cual participaba Santiago de Liniers decide enfrentarlo y fusilar a los responsables en el lugar que se encuentren, para lo cual un día una expedición militar derrota a Liniers. Se debe proceder, entonces, a ejecutar la sentencia emanada de la Junta, quien debía cumplirla no lo hace.
Al tomar conocimiento Moreno se dirige al vocal Castelli y enérgicamente le ordena: “Vaya vuestra merced y espero que no incurrirá en la misma debilidad de nuestro general, si todavía no se cumpliese la determinación tomada, irá el vocal Larrea, a quién no pienso le faltará resolución y por último iré yo mismo, si fuera necesario.”

El Doctor Castelli partió inmediatamente con una escolta y procedió a ejecutar la sentencia de fusilar a los cabecillas de la rebelión tal como fue dispuesto por el gobierno revolucionario encabezado por Mariano Moreno.

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En la página 7 de la sección política del diario La Nación del 20 de febrero hay una foto en la que vemos, en primer plano, a un hombre de inconfundibles rasgos criollos que, con micrófono en mano y gesto apasionado arenga con vehemencia a quienes se reunieron frente a la Embajada de Venezuela, se trata de Luis D´ Elia, nuestro amigo, quien volvió a defender su propuesta al Presidente Maduro de fusilar al golpista, terrorista, antichavista Leopoldo López.
Afirmó Luis que el peligro de la venganza oligárquica está presente, que si gana la oligarquía en Venezuela va a ser una carnicería.

Nos interroga Luis:
 ¿La venganza oligárquica puede ser resistida por la democracia?
¿Es posible construir progreso sin matarnos los latinoamericanos?

¿Será verdad lo que afirma Hernán Brienza cuando dice que  “Moreno es capaz de todo por la revolución, y su desborde pasional va a marcar a todos los revolucionarios de nuestra historia, desde Leandro Alem hasta Ernesto Che Guevara, que ven en él un modelo de conducta a seguir”. Y culmina Brienza: “Hay algo vivo en el plan morenista. Hay algo que nos reclama, que nos interpela, que nos desasosiega. No es la traza vibrante de su autor, no son los pocos o muchos aciertos que puedan contener estas páginas. Hay algo oculto que respira y vibra en ese texto cuando se lee y se relee. Una evidencia. Una certeza. Una verdad poética.”
La certidumbre que nuestra argentina (y creemos nosotros que Nuestra América también) merece un nuevo acto de fe: un plan de operaciones que justifique el sueño eterno de los cientos de miles de morenos que tuvo la historia argentina.

Compañeros internautas, me urge, quisiera preguntar:

En los dichos, actos y acciones del criollo Luis… ¿Estará presente el espíritu morenista? 

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