
Su lectura me fue de mucha utilidad para
¿ordenar? algunas ideas sueltas que me rondan hace tiempo.
Entre varios conceptos Tatián sostiene “los tramos emancipatorios parciales que
recorre la vida de los pueblos no son
parte del torrente inexorable de la historia, sino singularidades
irrepetibles y frágiles siempre amenazadas por su destrucción”.
“Todo
puede perderse de un momento a otro si sólo nos proponemos conservar, si no
somos capaces de radicalizar, que en este momento es la mejor y tal vez única
manera de cuidar”.
Afirma, el profesor Tatián, que la política no
se agota en una pura contradicción de intereses, que la política no ha sido
nunca exclusivamente el reino del autointerés razonable, la decisión
argumentada o el cálculo lineal de ventajas sino también el impredecible
dinamismo animado por un régimen de pasiones
públicas, que es necesario comprender SIN
moralizar para que la intervención militante y gubernamental resulte eficaz.
Enumera Diego (a esta altura del artículo somos
casi amigos) algunas públicas pasiones:
ambición de poder y dominación, miedo, envidia,
odio, desprecio, desdén, deseo de superioridad, resentimiento, indiferencia,
crueldad pero también solidaridad, confianza, gratitud, curiosidad, indignación
por la injusticia, simpatía por el desconocido (estas últimas son pasiones que
permiten la construcción democrática).
Amigos, quiero compartir con ustedes e invitarlos
a pensar y opinar sobre lo que Tatián propone:
Teniendo en cuenta los últimos sucesos, que
acierto es valorar como frágil e inestable la situación actual y su dependencia
de acciones concientes para su
consolidación y desarrollo, es importante para mí incorporar a la
subjetividad humana como importante componente en la vida política.
No puedo pensar la actividad política sino como
lucha, como enfrentamiento antagónico entre concepciones, cosmovisiones de la
vida y su sentido, de donde derivan códigos
de moral de conducta social e individual.
Para actuar de tal o cual manera no es
necesario ser conciente de la existencia de condicionamientos sociales-
religiosos-ideológicos-históricos-morales.
Hace unos días necesitaba cueritos para la
canilla del baño. Era sábado, en lo de Carlos, el ferretero del barrio, la cola
llegaba a la vereda. Lo ayuda su papá y Verónica, su mujer, le ceba mate y
cuida a Carlitos que tiene año y medio y se está largando a caminar, mientras
miran TN en el televisor suspendido desde el techo.
Se suscita el siguiente diálogo:
Cliente Amigo: - ¿Qué haces Carlitos, como
fueron las vacaciones?
Carlos: - ¡Bárbaro viejo, la pasamos bomba!. En
la ruta no pude probar cuanto da la
Hilux nueva, porque llevaba el trailer con el cuatriciclo,
pero… ¡qué querés… es buenísimo andar a 60 km por la playa.!
Cliente Amigo: - A vos si que te va bien
gordito
Carlos: -
¡No! ¡Qué gordito si baje cinco kilos! Me va bien porque estoy todo el día
metido acá adentro para poder pagar lo impuestos, así Cristinita reparte mi
plata a los vagos que no laburan, viste?
Cliente Amigo: - Che… ¿todavía no sabes los
precios que te fijas todo en la lista?
Carlos: - No, viejo, es que aumentó todo,
viste? Por el dólar, otro curro de La Cámpora , la están levantando en pala.
Cliente Amigo: - Hacéme una boleta que tengo
que pasarle el gasto a la señora del 5 F
Carlos: - ¿Sabes qué? Hoy temprano se me rompió
la impresora… y como hoy es sábado, recién el service viene el lunes… Hacéme
acordar en la semana….
Cliente Amigo: - No importa, dame algo para
justificar el gasto…
Entonces Carlos, saca un talonario y anota el gasto en el papel que tiene la X con un letrero que dice: No
válido como factura.
Carlitos el ferretero…¿es un turro?
Carlitos.. ¿está a sueldo de Magnetto?
Carlitos… ¿toma clases con Morales Solá?
Yo creo que mi amigo Carlitos, el ferretero,
tiene una conducta profundamente moral, acorde con esa moral, con ese DEBER SER
social e individual que se corresponde a una concepción ideológica que se impuso
entre nosotros a partir del FIN de las ideologías, del FIN de la historia,
luego de la implosión del socialismo real y la aceptación del mercado como forma globalizada de
relación humana.
Hasta hace un siglo la hegemonía dominante era
impuesta a través del aparato educativo y la religión.
Las características de ese método, esto es la
utilización de la lectura y la justificación filosófica para mantener la
estructura de clases, permitió apropiarse de parte de los eternos inconformistas de las herramientas con
que elaboraron concepciones de la vida, la sociedad, el mundo, la historia, la
política, profundamente antagónicas con el ambiente del que provenían:
anarquistas, socialistas, comunistas, sindicalistas, teología de la liberación,
curas del tercer mundo, promovieron diversas formas de enfrentamiento contra la
dominación de la estructura de clases.
Carlitos, el ferretero ignora quien fue Calvino
o Lutero, pero en la génesis de su tierno y descarado individualismo exhibicionista
está la idea original transmitida por el fenomenal despliegue televisivo informático,
de que el éxito material individual es
un premio de Dios a la conducta moral-social-familiar del elegido.
Por eso Carlitos puede criticar abiertamente a
los “vagos que Cristina alimenta” y por eso propone que dejen de gastar su plata de los impuestos, que se arreglen ellos
como puedan…
Carlitos no los quiere. Como no fueron queridos
y fueron desaparecidos, eliminados indios, negros y gauchos vagos y mal entretenidos y también los
cabecitas, los abuelos de los actuales vagos y mucho menos queridos por la
mayoría “sana y sensata”, los hijos “descarriados” de los ´70, que, por algo
habrá sido que les pasó lo que les pasó…
Carlitos, padre cariñoso, esposo fiel y
considerado se siente un cruzado cuando evade impuestos. Es un apostolado
doble, por un lado les resta medios a ELLA, que gasta SU plata en atorrantes y
al mismo tiempo ayuda a engrandecer SU negocio, célula básica de la existencia
de la clase media, única autorizada por el sentido
común a acceder al buen vivir.
Creo que la conducta de Carlos es moralmente
consecuente con su firme e inconsciente alineación a un polo de la
contradicción.
En el otro polo estamos quienes adherimos a las
múltiples formas de pensar y organizar conductas sociales e individuales que
tengan como eje el bienestar y la preservación de la vida de individuos de
clase social que, a pesar de constituir la mayoría de la población, estamos
siempre al borde del sufrimiento y la exclusión. Y reconocemos a las ideologías y la moral que de
ellas se derivan como instrumentos válidos para superar, a través de la política,
las grandes diferencias sociales y evitar así que las profundas contradicciones
se transformen en antagonismos irreductibles.
Desde aquí nuestra propuesta de avanzar en el
conocer cómo y quiénes condicionan económicamente nuestro existir. Cómo y
quiénes acuñan las ideas con la que logran imponernos el sentido vital, social
e individual. Cómo y quiénes deforman nuestro devenir histórico cultural hasta
hacernos sentir ajenos al mismo.
Tal como nos advierte Diego Taitán, no hay garantía
de continuidad de los grandes avances sociales en términos de libertades,
derechos e igualdades logrados en la última década, la protección de los mismos
y su incremento, nos dice, depende de todos nosotros, en tanto ciudadanos y en
ese sentido en tanto seamos capaces de hacer, instando a que seamos capaces de
extremar nuestra postura, de radicalizar, como modo de proteger, de cuidar, de
garantizar la continuidad de dichos avances.
Radicalizar, extremar nuestra postura, nos
ayuda a encarnar esas libertades, derechos e igualdades, nos lleva a ganar la
batalla que sabemos es la más difícil, que es la batalla cultural, hacer
finalmente ese tránsito que nos descolonice.
Cuando por descarte, accede Néstor al Gobierno
muchos fuimos quienes no creímos su
discurso. Él formaba parte de la estructura política que gobernaba el país.
Lo que no pudimos imaginar fue que Él y Ella,
lejos de cambiar de idea al contacto con el poder político, habían conservado
la mente fría y el corazón ardiente e iban a poner en práctica, contra viento y
marea, acciones, medidas, disposiciones que emanaban de su concepción ideológica
originaria, en su hoy, demostrada sin discusión, pertenencia al bando nacional,
popular y profundamente democrático, que abreva en la rica, dura, trágica y en
algunos momentos triunfal, historia de lucha del pueblo argentino.
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