El General Perón se
despidió afirmando que él se llevaba “la música más maravillosa: la voz del
pueblo argentino”.
Para mi, y creo que para
millones, el Hoy nos ofrece a
nosotros, ciudadanos argentinos de a pie;
sencillas gentes del común, “llevarnos”, conservar en nuestra memoria y
corazón el recuerdo de los momentos en que la máxima figura del poder político,
Ella, Esa Mujer, Nuestra Cristina anuncia con alegría contenida alguna medida
que beneficia a millones como fue lo de anoche.
Su rostro, sus gestos, su
voz, revelan sin lugar a dudas el orgullo de poder haber arrancado a la lógica
del ordenamiento macroeconómico estatal “alguito” para los millones de
argentinitos que llegan al país de las vacas gordas y el trigo con mucha esperanza
y poco abrigo.
Prometo que les contaré a
mis nietos que “yo la vi”.
A Ella y a su ministro, el
de la cartera más pesada, el “sin corbata” anunciar con miscible satisfacción resoluciones
que otorgan y amplían derechos a quienes no los tienen.
Los vi alegrarse por EL
OTRO.
Por NOSOTROS.
La vida nuestra, chiquita
y breve, y la vida del pueblo eterna, renovada y cambiante reconoce etapas,
ciclos, continuidades y bruscos cambios.
Otra vez octubre nos
convoca.
Es distinto pero es igual.
Diferentes son las
circunstancias, los protagonistas, las modalidades.
Igual es lo que está en
disputa.
Los doce años del
kirchnerismo nos demostraron que con distintos argumentos, teorías económicas y
heterodoxas metodologías, aquella antigua, golpeada y desgarrada concepción que
concibe a TODOS los argentinos beneficiarios por derecho propio del fruto del
trabajo social y de las riquezas naturales de la Patria , volvía al escenario
de la vida, es decir, de la lucha. Encarnados esta vez en la firmeza de dos
singulares personajes: Néstor y Cristina.
Así fue que vimos que no
era necesario ya bregar por instalar otro sistema fuera del sistema.
De a poco, pero con
persistencia se fue recuperando espacio político para poder reinventar derechos
sociales, recuperar patrimonio colectivo, enfrentar la tradicional prepotencia
del poder financiero mundial, llevar a la práctica la Verdad y la Justicia.
A medida que esto sucedía
fueron apareciendo y actuando los nuevos rostros de los viejos y eternos
intereses.
Ya no son uniformes, gestos
adustos y bigotes.
Ya no son falcon verdes,
vuelos de la muerte, capucha y picana.
Hoy es la seducción de los
globos de colores, las vedettes devenidas en partenaires de simpáticos
personajes mediáticos y transparentes como una ameba; la idea generalizada que
la zoncera, las simpáticas anécdotas, las frases huecas e ingeniosas, nuevas y
modernas son superadoras de los viejos y perimidos conflictos del pasado.
Que la vida cabe en un
tweet, en un mensaje de texto o en un whatsapp.
Que el pasado, pisado; del
que sólo rescatamos algunas frases y consignas.
Hoy la realidad nos
convoca.
Más bien, nos golpea.
CRISTINA DEJA DE GOBERNAR.
El problema no es Macri.
El problema es que lo
acotado del tiempo político social no permitió construir un espacio, un lugar,
una instancia de relación política que posibilite racionalizar un discurso y
transmitirlo en forma clara y contundente al conjunto de la sociedad para que
al hacer lo suyo lo impulse democráticamente a través del voto.
Amigos,
¿Cómo explicarnos que el
aspirante con mayores posibilidades de ser el candidato del “proyecto” es quien
mejor elude hablar del proyecto?
¿Cómo explicarnos que
nuestro candidato prometa mejorar las relaciones con Estados Unidos y que su
principal asesor económico aconseje ajustes en los servicios y el pago a los
buitres?
¿Scioli nos engaño?
Yo creo que no.
Pues nunca prometió nada
más “que esfuerzo, trabajo y dedicación”.
Debemos recordar que el
riojano traidor, el traidor de los traidores nos prometió “revolución
productiva” y nos dejó en bolas y sin documentos.
Creo que no pudimos, no
supimos, vaya a saber por qué, desarrollar una herramienta política que
contenga los intereses y promueva la participación real y efectiva de amplias
mayorías nacionales.
Las circunstancias, los
personajes y sus rostros son distintos.
Pero iguales son la
incertidumbre y la angustia por el devenir como lo fue en aquel octubre de 1974
cuando el gran padre nos expulsó de la plaza, en el 75 cuando nos persiguió la
Triple A , en abril del 76, en diciembre del
2001…
Fuertes acontecimientos. Lo que tienen en común aquellas estas circunstancias es que estamos solo
nosotros para decidir que hacemos.
Tal cual lo dijo Cristina:
“Sucederá lo que ustedes quieran que suceda”.
Parece ser que no sirvió
de mucho “hacer la plancha”, y ofrecernos para una utópica liberación. La cosa
parece ser más concreta:
¿A QUIEN VOTAMOS EN AGOSTO
PARA GARANTIZAR OCTUBRE?
José María Di Bello
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